Para Tatiana

jueves, 2 de junio de 2011

Archivado con el hashtag 'Adminículos': 46. Un cuerpo es un objeto con muchos cuerpos encima. En esa hoja en blanco tu carne se pudre. Eres la mujer amordazada sobre su cama, violada por un desconocido que tuvo para ti una pasión que no comprendiste. Me gustaría aparecer en una de esas fotografías —dijiste—, y en una de ellas Nicole Leigh, ama de casa de 31 años, está tumbada sobre una cobija con las piernas abiertas, llena de sangre y orina, pudriéndose lentamente desde una sonrisa imperceptible —ahí donde alguien abrió sus ojos y la quijada—. Quiero que me amarres así —susurraste—, y al preguntarte por qué me respondiste que no podías ni querías sentir tu cuerpo. Si me acerco lo suficiente, puedo oler esas pequeñas secciones de ti que empiezan a descomponerse. Entonces comprendo que lo que he leído en esas páginas, en éstas que escribo, también se pudre bajo tu piel. Las palabras han sido, todo este tiempo, para ti y para mí, un organismo en estado de putrefacción. En tu carne desnuda hay otras marcas, incisiones, animales muertos como Nicole Leigh. Comprendo que he venido para arrancarte algo, para desgarrarte, y no sé si soy capaz de ese gesto. No sé si podré aniquilarte y aniquilarme. No puedo escribir un cuerpo —el pliegue del único orificio, la cabeza devorada por el muñón, sus secreciones—, nunca aprendí a escribir.

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